martes, 30 de junio de 2009

Obispos celebran eucaristía en honor de Benedicto XVI



Santo Domingo.- Los obispos católicos del país celebraron ayer con una eucaristía solemne el IV Aniversario del Pontificado del Papa Benedicto XVI, antes de iniciar su 47 Asamblea Plenaria, que fue inaugurada anoche en la casa diocesana María de la Altagracia, en el kilómetro 22 de la avenida Las Américas.
En la eucaristía, que se efectuó en la Catedral Primada de América y fue presidida por el arzobispo de Santo Domingo, monseñor Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez, participaron el nuncio apostólico, Josef Wesolowski y todos los obispos y decenas de sacerdotes y diáconos. Asistieron miembros del cuerpo diplomático, funcionarios del gobierno y delegaciones de fieles de distintas provincias.
Durante la homilía, el arzobispo López Rodríguez destacó la intensa fecundidad del Pontificado de Benedicto XVI, un Papa que en tan sólo cuatro años ha realizado una labor pastoral que se ha sentido en todas partes del mundo.
La celebración del Día del Papa, el 29 de junio, coincide con las festividades de los apóstoles San Pedro y San Pablo, y en esta ocasión la Iglesia Católica clausuró el “Año Paulino”, dedicado a la vida y la obra del apóstol San Pablo, con motivo del bimilenario de su nacimiento. Al mismo tiempo, dio inicio al “Año Sacerdotal”, que fue declarado por el Papa Benedicto XVI en ocasión del 150 aniversario del nacimiento (dies natalis) de San Juan María Vianney. “Durante este tiempo se pretende renovar el compromiso de los sacerdotes, robustecer su formación y alentarlos en su santificación”, dijo el cardenal López Rodríguez.
A propósito de los apóstoles Pedro y Pablo, el Arzobispo dijo que son dos figuras emblemáticas de la historia de la iglesia y que cada uno en el puesto que le correspondió tuvo que ver con la expansion del cristianismo en todo el mundo hasta el día de hoy. “Ambos contribuyeron a su consolidación y su establecimiento en la capital del imperio, cuyo suelo bañarían con su sangre durante la primera gran persecución desatada por Nerón entre los años 62 al 67 del primer siglo”, precisó López Rodríguez.
El Cardenal recordó que Pedro era un hombre curtido en la pesca y Jesús le hizo una invitación a dejar las redes, la barca y la familia para seguirle y convertirse en pescador de hombres. Mientras Pablo, siendo una persona totalmente distinta, al encontrarse con Jesús, de feroz perseguidor de cristianos se convierte en infatigable predicador del Evangelio. Los dos se encontraron finalmente en Roma, donde dieron su vida por el Evangelio, crucificado Pedro en el Circo de Nerón y Pablo bajo la espada en la vía Ostiense.

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